sábado, 13 de noviembre de 2010

Taxi

Cada vez que hago estallar el Changarro, la señora Duncan me pide que arregle el desastre. El problema es que el Changarro tiene vida propia,  curioso fenómeno. Todos los días,  cuando amanece, el Changarro y yo confabulamos para desaparecer a la señora Duncan,  pero ¡oh cruel destino! Todas las mañanas con un cariño casi religioso, la señora Duncan me hace el desayuno y ahuyenta las tristezas de mí, con lo cual, siempre termino traicionando al Changarro. El momento mismo de la explosión finjo dolores, chillo, grito y me retuerzo como cerdito en el lodo para que ella, apurada en complacer mis necesidades infantiles, se vaya.  De esta manera, salvaguardo a mi amada de los horrores de mi verdadero ser y de las explosiones que origino en un intento de deshacerme de mí, de ella y del Changarro de una vez por todas.
Así transcurre la vida, mi vida, cada vez que me aburro, busco hacer estallar algo para que alguién me salve, solo para no estar atrapado en la oscura y triste realidad de la rutina.

La Hija de la Lágrima de todos los Cacahuates

aSí es o no es

todos los días, baila mi corazón,
comerbebercagarversonreircocinargritaramarbatracearvomitarchupar,

nos vemos siempre los días de lluvia.