lunes, 2 de abril de 2012

Cosas del alma

Aquel gallo que venía en medio de la noche lo miraba y lo conectaba con un mundo que Él desconocía. Un día le trajo un presente, un corazón: Él estaba allí, asustado con aquella mole ensangrentada derritiéndose en sus dedos. La sangre era tan helada como la que caía de su frente. El gallo no le hablaba pero su mirada fija le hacía saber que el corazón era un sacrificio hecho para Él. Aquel encuentro lo marcó de por vida, Él sabe que los sacrificios se hacen por las personas que se aman. Hasta hoy, Él sueña con aquel gallo, lo espera cada noche con algún presente. Yo vigilo sus sueños, pero Él no duerme, sabe que el gallo le dará otro presente. Esta vez será mi corazón el que tenga entre sus dedos.